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¿Qué se necesita y quién debe ser usted para servir a los niños como su maestro?
Debes tener amor por los niños y una profunda conexión espiritual para quien son como dones a la humanidad
Muchas veces, temo que por mi trabajo con estudiantes de enseñanza para convertirse en maestros, no han hecho el trabajo para encontrar si han sido “llamados” a la profesión, o si simplemente se presentaron porque era un “trabajo real” y necesitaban la estabilidad. Esto se convirtió en lo primero en mi agenda y en la primera parte de mi plan de estudios para la formación docente. Creé espacios y tareas a lo largo de su primer semestre que los llamaban a mirarse a sí mismos y responder una serie de preguntas que estaban integradas a propósito en las tareas. Siempre partía de la pregunta: ¿Quién soy? Esta pregunta implicó escribir la historia de su vida y compartir quiénes son con la clase. Entonces podrían evaluar qué áreas de su “identidad divina” eran problemas de estas experiencias de vida que crearon su historia de vida hasta ese momento, que necesitaban abordar.
Hablamos de las cargas de adultos que para muchos de nosotros nos fueron sobrantes de nuestra infancia. Hay una noción que se hizo popular de que “los niños son resilientes y pueden superar cualquier trauma porque sucede y se resuelve solo. ¡Eso es una locura! ¡Los niños no olvidan las cosas que la gente les dice y hace! Lo que no entienden a nivel cognitivo, lo retienen a nivel fisiológico y emocional. Las experiencias negativas impactan la “expresión de su ser del alma”. Al mismo tiempo, cuando las personas dicen y hacen cosas por los niños que son amables, amorosas y los hacen sentir seguros, se desarrolla su sentido de bienestar y confianza. Los maestros son la segunda influencia más prominente en la vida de un niño pequeño, y sus padres ocupan el primer lugar en la vida de un niño.
Lo que nosotros, como maestros, decimos y hacemos a los niños o para los niños tiene un pacto de por vida para el niño. “No podemos simplemente presentarnos a hacer este “trabajo”, porque la enseñanza no es un “Trabajo”, tiene que ser tu “Trabajo”.
A continuación, les pido que definan e identifiquen -¿Quién soy yo en la vida de los niños pequeños? Esta es una pregunta de éxito o fracaso cuando se les hace a los estudiantes de magisterio. Su respuesta es donde hago una evaluación cuidadosa en cuanto a si son o no “llamados” al honor de servir a los niños!! Tengo la responsabilidad, como su entrenador y mentor, de tener una conversación seria con cada estudiante para asegurarme de que estén alineados con esto, el mayor “Trabajo” que impacta en lo que nuestra humanidad se mostrará ser. Todos los niños merecen la mejor educación que nuestros países de todo el mundo pueden proporcionar. Nuestros niños merecen los mejores maestros que la profesión puede proporcionarles. Es su derecho de nacimiento!!

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