
y trabajando para que nuestros candidatos demócratas lleguen a la presidencia!
¡Hemos llegado al punto de no retorno! ¡No hay vuelta a lo de siempre! No volver al statu quo de estar callados y no expresar nuestra decepción y disgusto por la forma en que nuestro país ha rebajado su civismo, su capacidad de ser veraz y honesto, su autoestima y su tolerancia para permitir que el comportamiento criminal sea el punto de referencia de lo que consideramos apropiado para dirigir y estar en un cargo gubernamental. Ha llegado el momento de que nos pronunciemos sobre cuáles son nuestras expectativas sobre los estándares y cualidades de aquellos que queremos en puestos políticos de poder.
Es hora de que enseñemos seria e intencionalmente a nuestros hijos sobre los principios y prácticas de nuestra Constitución. Necesitamos enseñar a nuestros hijos y reeducar a nuestros ciudadanos para que entiendan que nuestra Constitución es un documento vivo que tiene que ser revitalizado periódicamente para responder a las situaciones y preocupaciones de nuestra ciudadanía cuando la vida presenta eventos que aún no estaban en la mente de quienes originalmente construyeron la Constitución. Debe evolucionar a medida que nosotros evolucionamos, pero siempre debe basarse en la justicia, la sabiduría y el discernimiento. Debemos tener un país que esté unido en los principios que rigen nuestra existencia como ciudadanos.
No tenemos que estar de acuerdo en todo lo que se nos presenta, pero tenemos el derecho de compartir nuestras opiniones de manera civilizada y cooperativa para que demostremos que el núcleo de lo que somos como nación es “una nación bajo Dios, con libertad y justicia para todos”. No te pongas nervioso por la palabra Dios, pero piensa en que la naturaleza de nuestro país debe estar alineada con todo lo que representa, la paz, el amor, la compasión y la justicia para todos. Para mí, ser inclusivo y respetuoso con toda la humanidad, me identifico con el “Gran Espíritu”.
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