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Nia (Propósito)

¡Ninguna de las definiciones que encontré se acercó siquiera a lo que sé que significa el “Propósito de la Vida Divina” de una persona!  ¡Todo parece demasiado simplista y superficial!  Este elemento de nuestra “Identidad Divina”, que contiene el “Propósito de nuestra Vida Divina”, es de hecho la parte más importante de por qué estamos en el viaje de esta vida en este momento y en este espacio.  Cuando hacemos la transición de nuestro etéreo plano celestial de existencia del alma a este plano terrenal en nuestra expresión del alma humana, estamos completos.  Venimos aquí por una razón en una etapa particular de la existencia humana con un contrato y un anteproyecto.  Las cosas no están escritas en piedra porque estamos agraciados con libre albedrío y determinismo para que tengamos la oportunidad de recrear o embellecer aspectos de nuestras experiencias de vida, lecciones, a medida que nos encontramos con “las cosas” en el camino. 

De hecho, sabemos cuál es el “Propósito de nuestra Vida Divina” antes de hacer la transición aquí, y como niños estamos en sintonía con lo que es ese propósito, pero de alguna manera, estoy empezando a pensar que perdemos de vista lo que es a medida que nos matriculamos desde la infancia hasta nuestras etapas más desafiantes de la vida, desde la adolescencia hasta la adultez joven.  De alguna manera nos desconectamos de esa parte del reino espiritual, creo, con el propósito de hacernos redescubrir nuestro “Propósito de la Vida Divina”.  Me parece que necesitamos este proceso de búsqueda y cristalización de nuestro propósito para que nos convirtamos en la plenitud de lo que estamos destinados a ser.  Tiene que haber un deseo intuitivo y auténtico de cumplir con el acuerdo contractual de la vida de uno, ser intencional y estar comprometido con redescubrir el “Propósito de la Vida Divina” e implementarlo. 

El proceso de buscarte y encontrarte a ti mismo es esencial para toda la experiencia de vivir la mejor vida de tu vida.  Nuestro espíritu siempre está un paso por delante de nosotros y para ponernos al día y estar alineados con él, tenemos que estar dispuestos a trabajar.  ¡Desearía que los padres supieran quién es su hijo y vieran los dones que poseen!  No podemos eludir el proceso de redescubrir el “Propósito de nuestra Vida Divina”, pero si apoyamos a nuestros hijos con las cosas que parecen hacer de manera innata, las cosas que disfrutan y hacia las que gravitan, podemos ayudarlos a retener algo de su “conocimiento” de quiénes son y cuál es el “Propósito de su Vida Divina“.