¿Qué se necesita y quién debe ser usted para servir a los niños como su maestro?
Debes ser paciente.
Dicen, sean quienes sean, que la paciencia es una virtud. Sé como maestra y madre, que ser paciente es un elemento necesario que debemos desarrollar en nuestro carácter. Confieso que es un conjunto de habilidades cotidianas con las que nosotros, como en nuestra naturaleza humana, luchamos por ser consistentes a diario y de una situación a otra. Creo que en términos de los activos de carácter con los que necesitamos acercarnos al mundo, la paciencia es uno de esos activos adquiridos que pueden hacer que la vida sea más factible y agradable. La paciencia marca la pauta de cómo el mundo nos responderá. Puede ser todo un desafío ser paciente con los adultos porque nuestras expectativas para su comportamiento y actitud es que, debido a que tienen experiencias de vida en su haber y un archivo de lecciones de las que deberían haber aprendido y evolucionado, los adultos operarían desde un espacio de sabiduría e integridad.
Sin embargo, cuando se trata de niños, tenemos la responsabilidad como adultos en su vida, de ser maduros y mucho más comprensivos y pacientes al liderarlos, guiarlos y nutrirlos a través de sus experiencias infantiles. Se supone que con sinceridad y justicia pueden depender de nosotros para ser compasivamente pacientes. ¿Qué necesita esta respuesta energética de paciencia para sostenerse? Bueno, primero, nos pide que seamos pacientes y comprendamos quiénes somos como seres humanos a partir de nuestras propias experiencias de vida y que nos demos cuenta de que no somos perfectos, estamos llamados a, como todos, a sabiendas o no, a practicar el arte de perfeccionarnos en nuestra propia identidad divina única. y que este arte de perfeccionar la evolución de la expresión de nuestra alma es de lo que se trata la vida.
Debemos vernos los unos a los otros, especialmente a los niños, bajo esa luz para que estén libres de juicios y de las expectativas de otras personas. ¿Puedes imaginar cómo sería el mundo, y aún mejor, cómo sería la infancia de un niño si estuviera rodeado y colmado de paciencia, que en el núcleo de la paciencia el amor es el elemento fundamental? ¿Te imaginas cuánto aprenderían los niños en sus entornos escolares y en sus hogares si supieran que sus cuidadores los educan con paciencia? ¿Cómo te sientes cuando alguien te ha tratado con “paciencia compasiva”? Sé por mis experiencias de vida que no solo me infunde más paciencia para compartir con los demás, sino que me inspira a levantar el vuelo y volar. Me hace sentir que me valoran y que tengo un potencial ilimitado. Creo que esto es lo que queremos para nuestros hijos. ¿Piénsalo?

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